El Riera que era

Es, seguramente, el momento más dulce de su carrera. Se encuentra, además, en la edad perfecta: 25 años, madurez y consolidación: justo en el mejor momento. Albert Riera, a pesar de sonar a veterano, es todavía un chaval, y, como tal, aspira a fichar por algún día por un grande. Deslumbró desde muy jovencito en las filas del Mallorca y el Girondins de Burdeos no dudó en llevárselo. El zurdo también creía que en Francia aspiraría a algo más que en las Islas. Sin embargo no fue así y tuvo que emprender el viaje de retorno dos temporadas después.

Le acogió el Espanyol pero ni uno ni otro parecían entenderse en su primera etapa. Tal fue su inadaptabilidad que se marchó cedido al Manchester City. Prácticamente condenado a ser uno de esos jugadores que nunca llegaron a estrellas, de nuevo en la Ciudad Condal volvió a ser quien nunca debió dejar de ser. El Riera que era. Riera, el de los driblings, el de la velocidad por el carril zurdo, el de los disparos y los goles. Su buen comienzo de temporada no pasó desapercibido para Aragonés, que le llamó y acertó. Riera marcó un golazo en su debut muy pero que muy valioso. Hoy, una semana después, siete días en los que ha marcado con la roja y con su blanquiazul este último fin de semana, sueña con soñar. Quiere aspirar a algo más. Se deja querer y no quiere volver a chafar su devenir. Se habla de la Fiorentina y de otros tantos equipos. La temporada es larga y su inicio demoledor. Quizá este Espanyol, por el que no daba un duro en pretemporada, acabe en zona Champions y el que no se quiera ir sea él. Nunca se sabe...