Torres busca su identidad en Liverpool

Soy de esos que siempre ha pensado que Fernando Torres es más un crack para la prensa que un futbolista hecho y derecho. Nunca he visto un partido del Atlético de Madrid pensando "a ver qué hace hoy el Niño". Sus números desde que era un renacuajo abalan al ariete. Aun así, su fútbol, en mi opinión, queda lejos de la de cracks como Ronaldo, Henry o Drogba. Siempre he creído que ha destacado más en los periódicos que sobre un terreno de juego. Jugar en el Atlético de Madrid le ha ayudado a ello. Jugar, en definitiva, en un grande, le ha dado el empujón necesario: se ha convertido en un ídolo porque apareció cuando más se necesitaba un futbolista de su perfil, y se ha mantenido fiel a sus colores a pesar de que verano a verano la tentación llamaba a su puerta.

Hoy Fernando Torres ha acordado jugar las próximas seis temporadas en el Liverpool y eso es una muy buena noticia. Sabremos si con otro ambiente, sin el peloteo de su prensa, con la presión de ser uno de los fichajes más importantes de la historia red es capaz de demostrar que es un fuera de serie. Rafa Benítez ficha un crack, no una promesa. Y eso es lo que debe confirmar que es el ariete atlético en Inglaterra. En el Atlético corría el peligro de estancarse, de no conseguir títulos, de no ser el Van Basten con el que muchos le han comparado gracias a su juventud y a alguno de sus, por qué negarlo, golazos. Torres toma el relevo de un mítico como Fowler como '9' en Anfield con la misión de consagrarse o ser un bluff del fútbol mundial. Si logra lo primero, logrará que me quite el sombrero.