Se acabó

Ahora sí que sí. La Liga es blau y grana, o lo que es lo mismo, del FC Barcelona. La sentencia se olía el sábado con la victoria de los culés en Anoeta por 0-2 y se confirmó el domingo con la derrota (2-1) del Valencia ante el Racing de Santader y el triste empate (0-0) del Real Madrid contra el pésimo Betis de Serra Ferrer, equipo que hace unos días había dado una bochornosa imagen en su propio estadio al caer ante el Steaua (0-3) y despidiéndose de la UEFA por la puerta de atrás y que consiguió arrancar un valiosísimo punto de su visita al Santiago Bernabéu.

Son ya once los puntos que separan a barcelonistas de madridistas, cuando sólo faltan 10 jornadas para que la Liga baje el telón. Quedan todavía 30 puntos en juego, pero también es cierto que lo que se ve en uno y otro bando no tiene ni punto de comparación. En el Barça la calma y la tranquilidad se han unido en busca de su segundo Liga consecutiva, mientras que en el Real Madrid los nervios y las prisas por hacer un nuevo equipo campeón de cara a la próxima temporada están haciendo que lo que queda de ésta sea puro trámite. Eso sí, un trámite que poco aprovechan los ex galácticos.

Además, López Caro no tiene las ideas claras y ha dejado de transmitir --hace ya tiempo-- a sus jugadores la confianza de cuando llegó. Onces cada semana distintos, dejando en el banquillo al emblema (del marketing) Beckham y sentando también sin ningún temor al sobrepesado de Ronaldo, a quien quiera que no, le está haciendo un favor puesto que llegará más fresco al Mundial. Otro con sospechosos rumores de sobrepeso, Cassano, fue titular, pero su escaso acierto volvió a dejar el electrónico con dos roscos. Una forma, la de los roscos, que recuerda al número de títulos que se llevarán los blancos esta campaña.

Fotos: Associated Press